18 de noviembre de 2016

No me golpeo la realidad.

Nunca me di cuenta de lo surreal que era todo hasta esa noche. Eran las 12, la oscuridad, las nubes y la lluvia creaban la atmósfera, mientras, con un nudo ciego en mi garganta y una compañía que en ese momento solo aceptaba, camine por horas, acompañado, pero me sentía más solo que nunca. Dicen que jamás aprendes a lidiar con una ruptura, he tenido 4 hasta el día de hoy y siempre es inevitable sentir ese último putazo que te mete en la cara la realidad, pero esta vez fue diferente. Como dos pasajeros lanzados a la verga de un tren que se detuvo, caminamos bajo la lluvia, con dos paraguas cubriendo nuestros flacos y desechos cuerpos; No había manera de regresar ya, ni al pasado ni a nuestras casas. Pasados los 20 minutos, recuerdo que detenidos, esperando por un taxi libre, voltee al cielo y vi como cambiaba de color todo, primero un azul, luego un verde y finalizaba con un rojo solo para entrar en repetición, me quede como idiota, admiraba este juego de luces que no entendía en su momento, que sentía que me estaba dando una señal, hoy después de dejar de lado mis ideas tan vagas por dolor, sé que solo era el reflejo de las luces gigantes del festival del cual regresábamos, reflejándose en las nubes. La caminata continuo, por calles solas, destellos de focos alumbrando el pavimento, parecía no terminar. Llegada la una de la mañana me di cuenta que eso era lo que necesitaba, caminar desentendido del mundo, lamentablemente requería hacerlo en soledad y no podía. Cuando me di cuenta, la policía nos estaba revisando, preguntando por broncas, mi tono sarcástico los perturbaba, solo quería llegar a mi casa, recostarme y gritar hasta levantar a todos mis vecinos, sentarme en la cama y no dormir, fingir al otro día que esta era la razón de mis ojos cansados y mi puta cara de desolación. Tras nuestro encuentro con los oficiales y unos largos 30 minutos de espera en la lluvia, logramos conseguir un taxi que nos llevó a casa; Durante el regreso fui testigo de un carro en medio de una glorieta, destruido, fue ahí que me di cuenta que la realidad no me pego, y que todo esto era solo parte del mundo surreal al cual entre después de que nuestro ultimo encuentro. Al final tiene sentido que todo haya sido como fue. Después de una semana, con miles de frases que sobrellevamos cada quien como pudimos y decisiones de las cuales no me arrepiento, más hubiera deseado que funcionaran de la forma que esperaba. Sigo pensando que de todo lo que me ha pasado, de principio a fin, tu siempre hiciste todo mejor. Y eso al final del día, me hace feliz.

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